Artículo Original

Alimentación de niños de 0 a 3 años de edad y su papel ante la primera dentición

Lezama Luévano Marina Andrea1, Arroyo Luna Diana Gabriela1, Ramos King María Guadalupe1 Valdez Patiño Gabriela1, Fereira Lismary1, Jiménez Fernández Elva Jaqueline1, Robles Fernández Ana Paula1, López López Itzel Paola1, Díaz Rosas Cristal Yurixie2, Hernández Montoya Martha Elena2.

Resumen

Introducción: La alimentación sufre cambios a lo largo de vida de cada persona y la salud bucal se encuentra íntimamente relacionada ya que es una necesidad básica del ser humano desde el inicio de la vida, con efectos en el sistema estomatognático aun cuando no se encuentren los dientes presentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños reciban lactancia materna exclusiva (LME) los primeros seis meses de vida con posterior introducción progresiva de alimentos complementarios, variados y nutritivos, sin añadir sal o azúcar. La misma organización definió la alimentación complementaria como todo aquel alimento líquido o sólido diferente de la leche materna que se introduce en la dieta del niño, incluyendo las fórmulas lácteas infantiles. El objetivo de ésta revisión es describir los elementos de interés sobre la alimentación en los primeros años de vida, de los 0 a los 3 años de edad. Conclusión: La alimentación juega un papel de importancia en el desarrollo y crecimiento de los individuos y su calidad está relacionada con los nutrientes seleccionados desde las edades más tempranas.

Palabras clave: caries temprana de la infancia, lactancia materna, alimentación complementaria, factores de riesgo.


Original Article

Abstract

Introduction: The diet changes throughout the life of each person and oral health is closely related since it is a basic need of the human being from the beginning of life, with effects on the stomatognathic system even when the teeth are not present. The World Health Organization (WHO) recommends that children receive exclusive breastfeeding (EBF) for the first six months of life with subsequent progressive introduction of complementary feeding, varied and nutritious foods, without adding salt or sugar. The same organization defined complementary feeding as any liquid or solid food other than breast milk that is introduced into the child's diet, including infant milk formulas. The aim of this review is to describe the elements of interest about feeding in the first years of life, from 0 to 3 years of age. Conclusion: Feeding plays an important role in the development and growth of individuals and its quality is related to the nutrients selected from the earliest ages.


  1. Residente de la Especialidad en Odontopediatría, Universidad Autónoma de Zacatecas.
  2. Docente de la Especialidad en Odontopediatría, Universidad Autónoma de Zacatecas.

INTRODUCCIÓN

La alimentación a lo largo de la vida de una persona define muchos aspectos de su salud, no solo los relacionados con las dimensiones corporales o el aporte nutricional de acuerdo con sus características físicas. La alimentación transita por diferentes etapas de acuerdo a su desarrollo y capacidades, y los individuos adquieren o sustituyen elementos que van de acuerdo con sus creencias y preferencias personales.

Sin embargo, desde el nacimiento y en la infancia temprana existe una gama limitada de las formas de alimentación, que se van haciendo complejas conforme ésta dinámica de adquisición y sustitución va ocurriendo, siendo éste el inicio de una serie de experiencias alimentarias que definirán los estilos de alimentación futuros.

La salud bucal se encuentra íntimamente relacionada a la alimentación, ya que es una necesidad básica del ser humano desde el inicio de la vida, con efectos en el sistema estomatognático aun cuando no se encuentren dientes presentes.

ALIMENTACIÓN DEL LACTANTE

Leche materna (LM) y lactancia.

La lactancia materna (LM) es un tipo de alimentación diseñada por la naturaleza para el recién nacido y el lactante, sin embargo, su prevalencia actual no es la óptima.1 De acuerdo a ENSANUT (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición), en México ha ido de 22.3% (en 2006), a 14.4% (en 2012) a 28.6% (en 2018).2 La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID, 2018), muestra que en México la duración media de la lactancia materna es de 9.7 meses a nivel nacional.3

La leche materna es ampliamente reconocida como un fluido biológico necesario para el crecimiento y desarrollo óptimo del lactante,4 ésta debe garantizar la adecuada nutrición como continuación de la alimentación intrauterina,5 además ha demostrado ser un factor protector contra distintas enfermedades infectocontagiosas, del espectro atópico y cardiovasculares, así como contra la leucemia, enterocolitis necrotizante, enfermedad celíaca y enfermedades inflamatorias intestinales1 adicionalmente, tiene un impacto positivo en el neurodesarrollo, mejorando el coeficiente intelectual y pudiendo tener una disminución del riesgo de otras condiciones como el déficit de atención, trastorno generalizado del desarrollo y alteraciones de conducta.1

También ha sido asociada a una disminución del riesgo de muerte súbita, enfermedad atópica y reducción del riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad de Crohn y linfoma.6

La leche humana contiene nutrientes en un correcto balance, carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales, enzimas digestivas y hormonas, además es rica en células inmunitarias, incluidos macrófagos, células madre y muchas otras moléculas bioactivas,4 sin embargo, la composición de la leche humana es dinámica ya que cambia con el tiempo,4 depende de la dieta materna, estado nutricional y otros factores,5 adaptándose a las necesidades cambiantes del niño en crecimiento.4

La alimentación con leche materna trae múltiples beneficios, teniendo un efecto protector residual hasta dos meses después de suspendida la lactancia,1 se ha observado que comparado con aquellos niños con LME (Lactancia Materna Exclusiva) durante los primeros seis meses de vida, los niños no amamantados presentan casi quince veces más mortalidad por neumonía,1 además realizar LME por al menos cuatro meses disminuye la probabilidad de presentar alergia a la proteína de leche de vaca a los 18 meses.1

Por otro lado, realizar lactancia materna trae ahorros sustanciales a la familia al reducir la compra de fórmulas lácteas, al igual que menos consultas médicas y medicamentos.7

Algunos beneficios observados madre lactante incluyen la protección contra el cáncer de mama en mujeres, cáncer de ovario y osteoporosis.6

La LM es un alimento “natural y renovable”, medioambientalmente amigable y seguro, el cual es producido y entregado directamente al consumidor sin contaminación, empaque o basura asociada.1

Beneficios de la lactancia materna en la salud oral

Durante la succión es necesario morder, avanzar y retraer la mandíbula, por lo que se estimula el desarrollo neuromuscular del recién nacido quien va adquiriendo el avance y tono muscular necesarios para ser utilizados a la llegada de la primera dentición. El movimiento protrusivo y retrusivo excita las estructuras de la articulación temporomandibular,8 estimulando sus mecanismos y contribuyendo a su desarrollo. También provee un mayor desarrollo de los maxilares y del sistema estomatognático. Y, por último, con la ejercitación de los músculos masticadores y faciales en el acto de lactar, disminuye en un 50% cada uno de los indicadores de maloclusiones dentarias (apiñamiento, mordidas cruzadas, abiertas, distoclusión) que afectan la estética y función dentofacial del niño),9

Estudios previos han documentado el hecho de que tanto el líquido amniótico como la leche materna ofrecen partículas volátiles derivadas de los alimentos que consume la madre, lo que permite que los lactantes reciban y aprendan sabores antes de recibir alimentos sólidos, éste hecho puede hacer que acepten una mayor cantidad de alimentos en la etapa de alimentación complementaria debido a que han tenido una exposición repetida a éstos incluso antes de nacer. Las experiencias sensoriales que los niños tienen a través de estos fluidos, explican que los niños sean menos selectivos y muestren mas apertura a probar diferentes alimentos.10

No obstante, la leche materna posee un poder cariogénico atribuido y que se ha asociado al alto contenido en lactosa. Los monosacáridos y disacáridos de la leche hidrolizan rápidamente favoreciendo un ambiente ácido en donde las bacterias ejecutan su actividad cariogénica, pero no hay que olvidar que ésta también contiene minerales e inmunoglobulinas que protegen el esmalte al inhibir la actividad de las bacterias.11

Lactancia con fórmulas lácteas infantiles

La fórmula infantil se recomienda cuando el suministro de leche materna es inadecuado o la madre no puede amamantar,12 está diseñada para imitar la composición nutricional de la leche materna. La norma recientemente actualizada de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) sobre Buenas Prácticas de Fabricación para fórmulas infantiles, 21 CFR 106.96, establece entre otras cosas, que satisfagan los factores de calidad del crecimiento físico normal y una calidad biológica suficiente del componente proteico (cantidades adecuadas de proteína en una forma que pueda ser utilizada por los bebés). La fórmula para bebés es solo para la salud de los pequeños sin problemas médicos o dietéticos inusuales.4

Las fórmulas para lactantes están disponibles en tres formas:

  1. Polvo: la forma menos costosa de fórmula para lactantes que debe mezclarse con agua antes de la alimentación
  2. Líquido: líquido concentrado que debe mezclarse con una cantidad igual de agua
  3. Lista para tomar: la forma más cara de fórmula infantil que no requiere mezcla.4

Las fórmulas para bebés deben incluir cantidades adecuadas de agua, carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. La composición de la fórmula infantil es estrictamente regulada y cada fabricante debe seguir las pautas establecidas por las agencias gubernamentales.4

La alternativa recomendada debiera ser una fórmula adaptada que aporte 67 Kcal/dL6 y no más de 70 kcal (295 kJ) de energía por 100 ml (CAC, 1981).4

Hay tres clases principales de fórmulas para lactantes: fórmula a base de leche de vaca, fórmula a base de soja y fórmula especializada. Varían en nutrición, calorías, sabor, digestión y costo. Hay tipos específicos de fórmulas disponibles para satisfacer una variedad de necesidades. Algunos sustitutos de la leche de vaca se basan en aminoácidos o contienen proteínas de caseína o suero de leche muy hidrolizadas y algunas son fórmulas a base de arroz.4 La fórmula, además, contienen complejas combinaciones sintéticas de nutrientes, muchos de los cuales incluyen carbohidratos fermentables (por ejemplo, lactosa, sólidos de jarabe de maíz, sacarosa, maltodextrinas y polímeros de glucosa) los cuales, han estado implicados en el desarrollo de caries en la primera infancia.13

En un estudio de Estados Unidos sobre el contenido y composición de diferentes productos comerciales disponibles para niños, entre ellos las fórmulas infantiles; donde de 20 fórmulas para bebés que se analizaron, nueve contenían un 20% de calorías totales por porción de azúcares (siete productos tenían un 93% de azúcar total de lactosa, mientras que dos tenían un 45% y un 80% de azúcar total de sacarosa). La mayoría de las fórmulas incluyen el azúcar en sus ingredientes, lo que los clasifica como productos con azúcar agregado.13,14

La OMS aconseja limitar el consumo de azucares libres como máximo al 10% de la ingesta calórica y señala que reducirlos por debajo del 5% ofrecería beneficios adicionales.15

Los bebés alimentados con fórmula tienen más probabilidades de experimentar un aumento de peso excesivo o rápido, y este mayor riesgo en las poblaciones de lactantes alimentados con fórmula puede deberse a varios mecanismos diferentes. Estos mecanismos incluyen la composición de nutrientes de la fórmula y la forma en que se prepara y se proporciona a los bebés.16

Durante algún tiempo se ha entendido que los bebés alimentados con fórmula tienen patrones de aumento de peso diferentes a los de los bebés amamantados. Heinig, Nommsen, Peerson, Lonnerdal y Dewey (1993) encontraron que los bebés alimentados con fórmula tenían mayor ingesta de energía, ingesta de proteínas y aumento de peso en comparación con los lactantes amamantados.16

Se han descrito alteraciones relacionadas al uso de biberón ya que éste interfiere con la maduración de las funciones orales a medida que el niño crece. Existiría un mayor riesgo de deglución atípica, respiración bucal, disfunción masticatoria, dificultadas de la fonoarticulación, y una alteración de la postura corporal, entre otras.1 El uso de biberon aumenta también el riesgo de caries en los niños.1

La sustentabilidad medioambiental también se ve afectada por el uso de biberones con fórmulas lácteas, asimismo, dejan una huella de carbono, requieren energía para su manufactura, material, empaquetamiento y transporte, y además necesitan agua, combustible y distintos detergentes para su preparación diaria.1

Alimentación complementaria

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños reciban lactancia materna exclusiva (LME) los primeros seis meses de vida con posterior introducción progresiva de alimentos complementarios, variados y nutritivos, sin añadir sal o azúcar, aconseja limitar como máximo al 10% de la ingesta calórica y señala que reducirlos por debajo del 5% ofrecería beneficios adicionales, especialmente en la prevención de la caries dental14. En el año 2001 la misma organización definió la alimentación complementaria como todo aquel alimento líquido o solido diferente de la leche materna que se introduce en la dieta del niño, incluyendo las fórmulas lácteas infantiles. Esta transición implica cambios metabólicos y endocrinos que influyen en la salud futura del niño el cual adquiere y desenvuelve habilidades incrementan sus requerimientos energéticos y nutricios.17

Entre los objetivos que se persiguen con la introducción de la alimentación complementaria se encuentran promover un adecuado crecimiento y desarrollo, proveer nutrientes suficientes, enseñar al niño a distinguir sabores, colores, texturas y temperaturas diferentes, así como fomentar la aceptación de nuevos alimentos.17

Para iniciar la alimentación complementaria se deben tener en cuenta múltiples factores involucrados en el éxito de su buena implementación, tales como la edad, la capacidad del niño para la digestión y absorción de los diferentes micro y macronutrientes presentes en la dieta, las habilidades sociales y motoras adquiridas, el medio socioeconómico en el que se encuentra y la incapacidad de la leche materna y de las fórmulas lácteas infantiles de asegurar un aporte energético adecuado de nutrimentos que garanticen el crecimiento y desarrollo adecuado. Actualmente, este proceso se inicia a los 6 meses de vida.17

Las recomendaciones de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del 2008 señalan que el inicio de la alimentación complementaria no debe ser ni antes de las 17 semanas ni después de las 26 semanas de vida, incluso a pesar de que el niño no presente erupción dentaria, ya que se ha visto que a esta edad, el niño es capaz de masticar y triturar los alimentos sólidos con las encías, y el retraso en la introducción de este tipo de alimentos puede condicionar la presencia de alteraciones de la masticación en etapas posteriores.17

Desarrollo neurológico

En gran medida, la introducción de nuevos alimentos a la dieta se basa en el desarrollo neurológico al momento de decidir iniciar la alimentación complementaria, la consistencia más apropiada de la comida del lactante o niño pequeño dependerá de la edad y del desarrollo neuromuscular. Al inicio de los seis meses, el lactante puede comer alimentos sólidos o semisólidos, en forma de puré o aplastados. A los ocho meses, la mayoría de los lactantes puede comer alimentos sólidos triturados. pasando de blandos a picados y trozos sólidos, el niño habitualmente ha adquirido la erupción de las primeras cuatro piezas dentarias (dos superiores y dos inferiores), ha mejorado la actividad rítmica de la masticación, la fuerza y la eficacia con la que la mandíbula presiona y tritura los alimentos y deglute coordinadamente.17 A los 12 meses, la mayoría de los niños pueden comer los mismos alimentos consumidos por el resto de la familia17 Durante este proceso de introducción alimentaria el lactante irá perdiendo reflejos primarios como el de extrusión de la lengua, que inicialmente lo protegían, al tiempo que gana capacidades necesarias para la alimentación solida.17

Se recomienda iniciar la alimentación complementaria con una comida al día, que puede ser ofrecida por la mañana, o a la hora que convenga a la familia. Según el apetito del niño se incrementa el número a 2-3 comidas al día. Pueden ofrecerse colaciones o meriendas, procurando que sean nutritivas.17

Variedad de alimentos

Un buen alimento complementario es rico en energía, proteínas y micronutrimentos (hierro, zinc, selenio, calcio, vitamina A y folatos); no es picante, dulce, ni salado; el niño puede comerlo con facilidad; es fresco, poco voluminoso e inocuo; debe ser de su agrado; está disponible localmente y es asequible.17

Los alimentos complementarios deberían brindar suficiente energía, proteína, lípidos, carbohidratos y micronutrientes para cubrir las brechas de energía que deja la leche materna.17

El mercado de alimentos para bebés se está expandiendo, especialmente a medida que más mujeres ingresan a la fuerza laboral. La disponibilidad de productos alimenticios para bebé de sabor dulce, cereales con azúcar añadido y los productos de tipo postre promueven un ambiente que realza las preferencias de este sabor, si bien muchos alimentos para bebés son de alto contenido de azúcar añadido, no existe ninguna reglamentación con respecto al etiquetado para ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas.17

Los productos alimenticios para bebés son clasificados como dulces o salados, los primeros incluyen todos los alimentos endulzados con azúcar, miel o frutas, y esto incluye bocadillos, puré de frutas, puré de frutas y verduras, postres en puré y la mayoría de los cereales, mientas que los alimentos salados son todos los demás alimentos, principalmente harinas compuestas, excepto frutas y puré verduras solamente.18

La ingesta excesiva de azúcares añadidos, definidos como azúcares que se encuentran en alimentos distintos de los cereales, las verduras, la fruta entera y la leche19 se han asociado con afecciones perjudiciales para la salud, como presión arterial elevada en niños, asma, obesidad, perfiles de lípidos alterados19 y caries. Según los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de EE. UU. (NHANES), existe una relación positiva y estadísticamente significativa entre la ingesta de azúcar agregada (gramos por día) y la caries dental.19 A pesar de décadas de investigación sobre el azúcar como una de las principales causas de caries dental, actualmente existen pocas estrategias clínicas basadas en evidencia conocidas para reducir la ingesta excesiva de azúcar agregada en los niños.19 Conseguir una ingesta adecuada de nutrientes esenciales, mantener un peso adecuado y evitar las enfermedades crónicas deja poco espacio para el consumo de azúcares añadidos, reconociendo esto, la Organización Mundial de la Salud, en un informe del Comité Asesor de Guías Alimentarias del 2015 y la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) recomendaron limitar el consumo de azúcares agregados a <10% de la ingesta total de energía para las personas mayores de 2 años.20

Existen varias estrategias basadas en evidencia que reducen la ingesta de azúcar agregada. Estudios concluyen que las intervenciones que implican un menor acceso a bebidas azucaradas, con mayor acceso al agua natural y educación para la salud reducen significativamente el consumo de bebidas azucaradas en niños de 8 a 18 años.19

Azucares añadidos en los alimentos infantiles

Es común la adición de azucares a los alimentos industrializados en niños pequeños, un estudio basado en los resultados obtenidos por el NHANES (2011 a 2016), muestra que en niños de 6 a 11 meses de edad el consumo de bebidas azucaradas, así como de azúcares añadidas provenientes de otros alimentos es significativamente menor a niños de 12 a 48 meses de edad.21

Por otro lado, la prevalencia de consumo de azúcares añadidos también se ha reportado en estudios como el de Herrick K., et al, en el que se observó que la frecuencia de consumo en infantes de 6 a 11 meses es de 60.6%, y de 98.3% en pequeños de 12 a 23 meses de edad, misma que aumenta significativamente con la edad. Respecto a la cantidad consumida, los infantes registraron un consumo diario de 1 cucharada, mientras que los niños de 12 a 23 meses consumen 5.8 cucharadas diarias. Los alimentos de donde provienen principalmente los azúcares añadidos en los lactantes son: yogurt, snacks y dulces, productos de pastelería, leche saborizada y sustitutos de la leche. En los niños de 12 a 23 meses, las principales fuentes fueron: bebidas frutales, productos de pastelería, dulces, yogurt y bebidas endulzadas.20

Se han identificado algunos determinantes del comportamiento que favorecen el alto consumo de azúcares añadidos, entre ellos se encuentran la predilección por las bebidas azucaradas, la creencia de los padres de que las bebidas industriales frutales son saludables, y el tercero es la relación entre consumo de bebidas azucaradas padres/hijos, la cual se ha demostrado que se encuentra significativamente asociada.19

En las condiciones actuales, la industria alimentaria y de bebidas se ha expandido para dar cobertura a las diferentes necesidades de los consumidores, creando una amplia variedad de productos y los alimentos procesados para bebés forman parte de éste mercado. Estudios previos en África, han reportado que un 78.7% de los alimentos para bebés, tienen un alto contenido total de azúcar aunque no tienen azúcares añadidos, entre estos se encuentran: puré de frutas, postres, snacks y cereales.18

Caries

La caries es una enfermedad dinámica, multifactorial, no transmisible, mediada por biopelícula, modulada por la dieta, que produce una pérdida neta de minerales de los tejidos duros dentales y que está determinada por factores biológicos, conductuales, 22 condicionada tanto en su localización y extensión, como en su progresión por elementos, como son las características del huésped (diente), la presencia de bacterias (microflora) y el sustrato (carbohidratos refinados), que tienen que coincidir en el tiempo en una medida determinada.23

La Academia Americana de Odontopediatría (AAPD) reconoce la caries como una enfermedad crónica, compleja y común que resulta de un desequilibrio de múltiples factores de riesgo y factores protectores a lo largo del tiempo.24

La caries temprana de la infancia (CTI) se refiere a la caries que se encuentra en los dientes primarios de niños menores de 6 años, es una forma particularmente destructiva de caries dental, caracterizada por la presencia de al menos uno o más dientes obturados, faltantes o cariados en la dentición temporal.25

La caries de la infancia temprana severa (CTI-S) es cualquier signo de caries de superficie lisa en un niño menor de tres años, de tres a cinco años, uno o más cavitados, desaparecidos (debido a caries), o superficies lisas rellenas en dientes anteriores maxilares primarios o diente cariado, perdido u obturado mayor o igual a cuatro (a los tres años), mayor o igual a cinco (cuatro años), o mayor que o igual a seis años (cinco años).24

Más de 530 millones de niños sufren de caries dental26 la prevalencia oscila entre el 11,4% en Suecia y el 7–19,0% en Italia, en algunos países de Oriente Medio, como Palestina (76%) y los Emiratos Árabes Unidos (83%), países, como Grecia (36%), Brasil (45,8%), India (51,9%) e Israel (64,7%).27

En países como México la caries afecta a alrededor del 95% de los niños28 En los grupos de menores de uno a 10 años, el índice cpod promedio muestra 3.5 dientes afectados 89% del índice total.29

Las lesiones de caries avanzadas no tratadas pueden provocar infecciones, hinchazón, dolor y otros, síntomas que afectan negativamente la calidad de vida de los niños. Se estima que se pierden más de 2 millones de días escolares cada año debido a las condiciones dentales y que un niño tiene cinco veces más probabilidades de buscar tratamiento de emergencia por el dolor dental que por otros problemas médicos.30

Numerosos estudios han encontrado relación entre la prevalencia de caries y la clase social, tanto en países en vía de desarrollo como en los industrializados, niños de menor nivel socioeconómico tienen mayor prevalencia y gravedad de caries debido a la falta de higiene,31 como factor principal de ocurrencia; la dieta y las prácticas de alimentación también juegan un papel importante en la adquisición de la infección.27 Uno de los efectos negativos del consumo de leche materna, es su potencial cariogénico32 aunque tiene una baja cariogénicidad intrínseca, es probable que los efectos de la lactancia materna más allá de los 12 meses estén fuertemente modulados por otros factores de riesgo, como la colonización oral con bacterias cariogénicas, la ingestión de azúcares en la dieta, presencia de defectos en el desarrollo del esmalte e higiene bucal inadecuada,33 una alimentación nocturna con biberón especialmente si contiene altos niveles de azucares puede prolongar la exposición de los dientes a los carbohidratos fermentables, lo que a su vez puede aumentar las posibilidades de CTI.27 La introducción de una alimentación complementaria que contenga altos niveles de carbohidratos fermentables, exposición frecuente al azúcar, bocadillos en periodos cortos y la falta de consumo de alimentos como la leche, el queso, vegetales sin refinar, alimentos integrales y la carne que se han investigado por su papel anticariogénico34 promoverán el inicio y desarrollo de caries, mayores ingestas de azúcares libres y energía, además son factores de riesgo tanto para la obesidad como para la CTI.35

La caries es la consecuencia de un conjunto de elementos que interactúan simultáneamente35 y se tiene amplio conocimiento de que los niños con CTI tienen un mayor riesgo de caries en el futuro.33

Para disminuir el riesgo de desarrollar CTI, la AAPD fomenta las medidas preventivas profesionales y en el hogar que brindan una prevención basada en evidencia, tales como.24

  • Eliminar el biberón y la lactancia después de los 12 meses, especialmente si es frecuente o nocturna.
  • Alentar a los niños entre seis y 12 meses a beber de cuatro a seis onzas de agua por día.
  • Evitar el azúcar en los alimentos y bebidas en niños menores de dos años.
  • Abstenerse de jugo 100 por ciento de frutas antes de los 12 meses de edad.
  • Limitar el jugo a no más de cuatro onzas al día para niños entre las edades de uno y tres años.24

En las primeras etapas de la vida la prevención es fundamental, por lo que se recomienda implementar programas de salud oral que incluyan técnica de cepillado, control y remoción de la placa dentobacteriana y accesibilidad a servicios odontológicos que realicen actividades curativas cuando sea necesario.30

DISCUSIÓN

La relevancia de la alimentación en la aparición de caries en niños pequeños ha sido objeto de estudio durante mucho tiempo, es bien sabido que la caries es una enfermedad modulada por la dieta.

La alimentación juega un papel bastante importante en el desarrollo y crecimiento de cada individuo ya que definirá la calidad de ambos, el ser humano requiere de nutrientes específicos que optimizaran estos procesos, sin embargo, alguna alteración en la calidad y cantidad de ésta lleva a diferentes problemas sistémicos y locales que mermaran la calidad de vida del infante.

La caries de la infancia temprana (CTI) es una enfermedad de importancia para la salud publica ya que su prevalencia es muy alta, en esta se ven involucrados factores sociales y económicos. Un bajo nivel socioeconómico y el desconocimiento de la importancia de una buena alimentación por parte de los padres o cuidadores primarios juega un rol significativo en su aparición, se debe destacar que la educación y los hábitos nutricionales de estos serán heredados a sus hijos.

El odontopediatra tiene una tarea de gran impacto en la educación para la salud de los niños y los padres, pues a través de la consulta puede hacer énfasis en el valor de los buenos hábitos alimenticios haciendo uso de la puericultura alimenticia sirviendo de guía para que sea posible brindar una alimentación adecuada que proporcione la nutrición optima a los niños. Además, el profesional de la salud debe animar a las madres de los lactantes a llevar a cabo la lactancia materna exclusiva (LME) para que se puedan obtener todos sus beneficios a nivel local en el aparato estomatognático y sistémico en todo el organismo, al igual que las medidas de higiene que se debe tener si esta se prolonga, Si no es posible la lactancia materna se deberá adiestrar y aconsejar adecuadamente para que la lactancia con formula infantil sea idónea. Y, por último, dirigir la introducción de los alimentos sólidos con niveles de azúcar en parámetros seguros a partir de los 6 meses.

Se debe destacar la importancia de la dieta en la génesis de la CTI, mostrando el factor de riesgo que representan los azucares añadidos para la estructura dentaria.

CONCLUSIÓN

Con los hallazgos bibliográficos, se puede afirmar acertadamente que la educación alimentaria y los hábitos dietéticos saludables salvaguardan la salud bucal, mediante diferentes procesos, por ejemplo: proporcionando iones minerales que promueven la remineralización del esmalte o interfiriendo con la formación de placa y la producción de ácido. Sin embargo, las pautas alimenticias de cada niño son en base a la costumbre familiar o la necesidad del uso de estos productos procesados por el tiempo restringido de los padres o cuidadores para llevar a cabo una alimentación más natural, el beneficio de los alimentos procesados es dudoso, pues a pesar de que proporcionan nutrimentos perjudican la salud general y bucal a largo plazo. Las recomendaciones de la AAPD se basan en la disminución del consumo del azúcar y la reducción del tiempo de exposición de las estructuras orales a los carbohidratos fermentables para así, influir en ciclo desmineralización/remineralización evitando la aparición de lesiones cariosas.

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